Me llamo Merche y tengo 59 años. En 2017, me diagnosticaron fibromialgia y deshidratación de tres vértebras. Empecé a quedarme “clavada” de la zona lumbar sin apenas hacer esfuerzos, simplemente subiendo un escalón. Iba cada vez a peor, hasta el punto de que me costaba caminar con normalidad. Los médicos me dieron por imposible y estaba “desahuciada” sin solución, muy medicada y con depresión. Mi doctora de cabecera me derivó a una compañera, la Doctora Marta Expósito, que estaba aplicando un tratamiento nuevo. Empezó a administrarme punciones en la zona donde me dolía. A veces eran 40 pinchazos, pero no son dolorosos; el tratamiento se lleva muy bien, y más cuando ves que cada vez tienes menos dolor y te encuentras mejor. Al principio, me pinchaba en las zonas afectadas una vez por semana, luego cada dos semanas y, al final, una vez al mes. El tratamiento duró un año. Dejé por completo la medicación, empecé a caminar una hora al día y el dolor lumbar desapareció por completo. Confío totalmente en este tratamiento.
Fibromiàlgia Lumbàlgia