
“Si alguien podía hacerlo, éramos nosotras.” Esa fue la frase que la Dra. Marta Cañis pronunció en el tren de regreso de sus vacaciones en Málaga, en el verano de 2023. Estaba decidido: había que tomar acción.
Los inicios de su relación
Las doctoras se conocieron en los primeros años de la carrera de Medicina en la Universidad Autónoma de Barcelona. Aunque sus personalidades eran muy distintas, compartían valores fundamentales: valentía, seguridad, autoexigencia y un profundo pragmatismo. Enseguida surgió una fuerte amistad, que se mantuvo a lo largo de los años, incluso cuando cada una tomó caminos distintos en su desarrollo profesional.
Sin ser conscientes en aquel momento, juntas formaban un tándem perfecto, donde sus fortalezas se complementaban de manera natural. La Dra. Marta Expósito destacaba por su capacidad de gestión, mientras que la Dra. Marta Cañis tenía una marcada vocación por la investigación. Si algún día decidían unir fuerzas, el resultado solo podía ser excepcional.
El día en que todo comenzó
Fue un día de verano de 2017 cuando, casi sin darse cuenta, su amistad se transformó en una alianza profesional. La Dra. Marta Cañis llamó a la Dra. Marta Expósito con una pregunta que lo cambiaría todo:
— Marta, ¿has notado alguna vez bultos de grasa hinchada en la zona lumbar de los pacientes? ¿Y que parecen ser la causa de su dolor?
— Sí —respondió la Dra. Expósito.
— Creo que he encontrado algo que va a ser revolucionario.
— Dime…
Aquel día, sin haberlo planeado, pusieron en marcha una idea que con el tiempo se convertiría en su gran proyecto. La unión de sus talentos marcó el inicio de un camino que las llevaría a desafiar lo establecido y a abrir nuevas puertas en el mundo de la medicina.
Iniciar las tesis: la primera lucha
En 2018, dieron el primer paso en su mayor desafío hasta el momento: iniciar sus tesis doctorales sobre la disfunción del tejido fibrograso lumbar y su relación con el dolor lumbar. No fue fácil. Fue su primera gran lucha.
En medicina, las ideas innovadoras suelen ser recibidas con escepticismo, y este caso no fue la excepción. Muchos compañeros y colegas restaron importancia a lo que para ellas podía representar un punto de inflexión en la manera en que se entiende la lumbalgia hoy en día.
Eran visionarias, pero no todos lo veían. Sin embargo, no estaban dispuestas a rendirse. Encontraron un mentor que sí supo reconocer el potencial de su trabajo: el Dr. Juan José Cabré Vila, quien aceptó guiarlas como su tutor. Gracias a su apoyo, lograron dar el primer paso para materializar su investigación y comenzaron su doctorado.
Aquel fue solo el inicio de un largo camino, pero ya habían demostrado que estaban dispuestas a pelear por sus convicciones y desafiar lo establecido si era necesario.
La época COVID: un parón inesperado
Cuando todo parecía ir bien y las tesis avanzaban, de repente, todo quedó en pausa. Era febrero de 2020, y las doctoras estaban realizando un estudio de prevalencia en el CAP Nord de Sabadell. Había ilusión. Por fin, la gente mostraba interés y las cosas empezaban a moverse.
Pero entonces llegó la pandemia. La COVID-19 lo truncó todo, y sus proyectos quedaron parados durante dos años. Fue un golpe duro. Retomar el trabajo no fue fácil en un sistema de salud completamente afectado. El desánimo entre los compañeros era evidente, y aún resultaba más difícil que las doctoras pudieran cuestionar lo que estaba establecido.
Aunque los ensayos clínicos con pacientes no podían llevarse a cabo, la Dra. Cañis aprovechó ese tiempo para seguir investigando. Se centró en la investigación básica en tejido animal, con el objetivo de entender mejor el tejido que ahora estaba en su punto de mira: la fascia o tejido fibrograso.
La resiliencia, 2023: retomando el camino
Poco a poco, todo comenzó a activarse de nuevo. En 2023, las doctoras volvieron a impulsar su investigación y dieron nuevos pasos decisivos. Ese año, se realizaron estudios ecográficos de la región lumbar y comenzaron los estudios de disección cadavérica, con el objetivo de comprender mejor lo que por entonces llamaban el “fenómeno Back Mice”.
Después de años de obstáculos e incertidumbre, la investigación volvía a avanzar con más fuerza que nunca.
La Fundación: el empujón decisivo
En mayo de 2023, la Dra. Marta Expósito llamó a la Dra. Marta Cañis con un mensaje claro:
— Hay que hacer algo. No podemos dejar que este proyecto se quede estancado.
— Tienes razón. Vamos a darle una vuelta… ¿cómo podemos impulsar todo este tema que tenemos entre manos?
Tres días más tarde, surgió la idea decisiva: crear una fundación que impulsara la divulgación y la investigación de lo que por entonces ya tenía un nombre propio: la disfunción del tejido fibrograso. Pero no solo en la zona lumbar, sino en cualquier parte del cuerpo, porque donde hay fascia, puede haber esta disfunción.
Aquel fue el momento clave en el que acuñaron el término fasciopatía y dieron forma a su gran apuesta: una fundación con aspiraciones internacionales. Así nació la Fasciopathies Research Foundation.
Además, la fundación serviría como punto de encuentro para todas aquellas personas que, de una forma u otra, habían apoyado su trabajo o querían contribuir a su crecimiento. Era el impulso que necesitaban para llevar su visión al siguiente nivel.
Verano de 2023: la empresa, acelerando el cambio
Pero lo que las doctoras habían descubierto hasta el momento ya podía aplicarse y beneficiar a los pacientes. No podían quedarse de brazos cruzados.
Había que acelerar la transferencia del conocimiento a la población. Viendo cómo el sistema de salud estaba tensionado y el drama que suponía el dolor crónico para miles de personas, esperar a que la evidencia científica generada por la Fundación llegara a los pacientes significaría perder muchos años.

Por eso, tomaron una decisión clave: constituir una empresa MD FASCIALTHERAPY con varios objetivos estratégicos, pero con un propósito principal muy claro: acelerar la llegada de su conocimiento a la población y convertirlo en soluciones reales para quienes más lo necesitaban.